El Ajedrez: la pasión de los hermanos Rodriguez

En la actualidad, el ajedrez es uno de los deportes más practicados. De la mano de los hermanos Rodriguez, electricistas de profesión, pero ajedrecistas por vocación, nos adentramos un poco más en el universo de esta actividad extraescolar que ellos imparten en un colegio vizcaíno.

Hoy me toca recoger a mi primo Jon en el Colegio San Juan de Muskiz. Como todos los jueves, viste esa sudadera blanca que lleva inscrito “Club de ajedrez Santurtzi” en su espalda. Él, a sus diez años, es el encargado de presentarme a Txema, su profesor de ajedrez.

Mientras Jon juega un rato en el patio, aprovecho para charlar con Txema Rodriguez que, junto con su hermano Luis, son los encargados de impartir esta actividad extraescolar en el colegio muskitarra. Lo primero que descubro de estos hermanos es que, los dos, son electricistas de profesión aunque su verdadera pasión es el ajedrez.

Txema, el hermano mayor, fue el encargado de inculcarle a Luis su amor por este deporte que llevan practicando, el primero, desde los 16 años, y Luis desde que tenía nueve.

Monitor base de la Federación Española de Ajedrez, Monitorado de Deporte Escolar… son sólo algunos de los cursos que avalan su profesionalidad en la enseñanza de este deporte. Porque, lo de que el ajedrez es un deporte, no hay quién lo cuestione ya.

La rotundidad con la que Txema contesta a esta pregunta no deja lugar a dudas. “Por supuesto. Sin ningún atisbo de duda. Está muy contrastado por expertos en la materia”, responde Txema. Y, como en todo deporte, es fundamental tener un buen estado físico “porque la partida te consume mucho”, apostilla Luis al respecto.

 

El ajedrez sala de competición

Salón de Juego

Y, de lo que tampoco hay ya duda, es que el ajedrez está de moda, siendo el tercer deporte más practicado. “Tuvo ya una ola de popularidad con el Campeonato Mundial de Ajedrez del 87 en el que se enfrentaron Kaspárov y Kárpov”, recuerda Txema.

Y, en la actualidad, el ajedrez como asignatura es uno de los poquísimos asuntos que concitan el acuerdo unánime de los partidos políticos españoles después de que el Parlamento Europeo instase al Gobierno Español a incluir el ajedrez en el sistema educativo.

Existen numerosas investigaciones que certifican los beneficios de este juego. “El ajedrez estimula la concentración, la empatía, el cálculo matemático y la capacidad lectora”, afirma satisfecho Txema.

Además, favorece la socialización porque es un deporte que lo puede practicar todo el mundo con independencia de su edad o de sus capacidades físicas. “Uno de nuestros alumnos es ciego y sigue compitiendo como el que más”, dice Luis mientras se le dibuja una sonrisa en la boca. Y, ellos mismos, han comprobado la utilidad de este deporte cuando se hicieron adultos.

“Nos ha ayudado en la toma de decisiones. Saber valorar las distintas opciones y saber elegir una de ellas y, sobre todo, nos ha enseñado a apechugar con las consecuencias de esa elección que puede no haber sido la mejor”, reflexiona Txema en voz alta, mientras su hermano Luis asiente con la cabeza.

 

 

El ajedrez Salón de Juego

Salón de Ajedrez

Algunos expertos inciden en que el ajedrez es una actividad de riesgo porque miles de niños quieren llegar a lo más alto y muy pocos lo consiguen.

Los hermanos Rodriguez no van por ese camino porque afirman que siempre que acaba una partida, los adversarios hablan entre sí sobre dónde han fallado, qué es lo que puede mejorar… “y eso no ocurre en otros deportes”, sentencia Txema a este respecto.

La última de las cuestiones que les planteo a los hermanos ajedrecistas es si este juego es masculino por antonomasia. Y su conclusión al respecto es que, cuando llega la pubertad, las niñas lo van dejando porque “a los 13, 14 años surgen otras cosas en su mente”, afirma Txema.

Las investigaciones de Louann Brizendine van en la misma dirección. La doctora estadounidense ha escrito dos libros relacionados con el cerebro y ella afirma que “alcanzada la pubertad los niños se marcan el objetivo de ser los mejores en algo porque la testosterona los hace muy competitivos.

En cambio, a la misma edad, el cerebro de las niñas se llena de progesterona y eso las incita prioritariamente a ampliar sus redes sociales, sus contactos humanos, pero no suelen estar especialmente interesadas a esa edad en ser las mejores en algo”.

Concluida la conversación, salgo al patio donde Jon sigue sudando la camiseta mientras disputan un partido de fútbol. ¿Qué tal te ha ido el día?, le pregunto.

Y Jon responde ufano que muy bien porque ha tenido clase de ajedrez… Y, mientras emprendemos el camino a casa, reflexiono sobre las últimas palabras pronunciadas por Txema antes de despedirnos: “la belleza del ajedrez radica en su grandeza porque tiene tantos beneficios que te va atrapando”.

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